El tiempo se maneja así. Es implacable. No perdona. Corre. Siempre nos supera y, a su vez, sin discriminar en lo más mínimo, nos iguala a todos como humanos. Es el bien más valioso y, paradójicamente, lo único que no se puede comprar.
El tiempo de Martín Palermo como goleador dentro de un campo de juego está llegando a su fin. Él lo ha decidido así para evitar que sea el dios Cronos quien tome esa decisión. Y a pesar de que muchos creemos que podría seguir un tiempo más, el gran Nueve, no da marcha atrás. ¿Por qué? Porque ha cumplido todos sus sueños, y ha hecho realidad el de millones de hinchas, fundamentalmente, del club Boca Juniors.
Han quedado atrás miles de locuras , alegrías, tristezas compartidas, emotivas lágrimas, hitos imborrables, gritos eufóricos… y, en especial, una amistad indeleble con el Gol.
Martín, te vamos a extrañar. En cuestión de días nada será igual. Aunque, sin dudas, la leyenda continuará y, seguramente, tus aportes seguirán desde fuera del campo de juego, ayudando a dibujar la trayectoria de la pelota hacia su mejor amiga, la red. Como siempre lo has hecho, y nadie como vos lo supo hacer...
¡Eternamente gracias Titán. Suerte Maestro!
